1. Escuchad un evangelio desconocido sobre la ascensión del Señor, que tuvo lugar en Betania en una montaña que no tenía un nombre, pero obtuvo uno después de la ascensión del Señor. Recibió nombres como: "La altura del Señor", también "La altura de la ascensión", según algunos también "El camino a la altura de Dios".
2. ¿Cómo era este corto evangelio? - En ese entonces era contado por todos los testigos presenciales como sigue:
3. «Después de la aparición del Señor a la orilla del lago, allí donde Sus hermanos estaban pescando, el Señor se quedó con ellos durante varios días, revelándoles profundos secretos de la vida interior.
4. Pero lo que les habló a ellos en ese momento no estuvo permitido ser escrito, debido al extenso contenido de lo hablado y a la falta de la capacidad de comprensión del mundo.
5. No estuvieron presentes todos sus hermanos y discípulos, sino solo Sus amados favoritos. Y ellos fueron: Pedro, Santiago, Felipe, Santiago el pequeño, Andrés, Mateo y Juan.
6. Pero dos días antes de un sábado, el Señor le dijo a Pedro: "Simón, ya que juraste tres veces en tu corazón que Me amas, y para poder apacentar a Mis ovejas, ¡ve y dile a los otros hermanos: que el Señor Señor los espera!"
7. Y Simón Pedro fue e hizo lo que el Señor le había ordenado que hiciera.
8. Pero cuando los otros hermanos se enteraron, abandonaron inmediatamente Jerusalén y se pusieron en camino en dirección a Betania y acompañados de muchas personas que también creían en la Palabra del Señor.
9. Pero cuando llegaron al lugar donde estaba el Señor con los seis, muchos creyeron que era el Señor quien fue crucificado. - Pero también había muchas personas que no creían y consideraban que el Señor era un discípulo disfrazado que se parecía al Señor tanto en la cara como en la persona.
10. Y el Señor abrió la boca y dijo a sus apóstoles:
11. "Manteneos a salvo por otros diez días más, luego Yo os enviaré y os daré el Espíritu Santo. No os enviaré y os daré un espíritu extraño, sino os enviaré y os daré Mi Espíritu de Amor y toda Sabiduría, para que podáis ser poderosos a través de Él, así como Yo fui poderoso entre vosotros a través del Padre que Me envió en Su Plenitud hacia vosotros desde la altura de toda la Santidad de Dios.
12. Pero así como el Padre está en Mí y Yo en Él y somos Uno desde la eternidad, también vosotros y Mi Espíritu serán uno en vosotros hasta el fin del mundo.
13. Ahora os dejaré visiblemente y ya no me veréis más con los ojos de vuestra carne. - Pero en Mi Espíritu Me quedaré con vosotros hasta el fin del mundo. Y este Mi Espíritu os guiará con toda Sabiduría y os dará todo lo que pidáis en Mi Nombre.
14. Pero Yo ya no puedo permanecer entre vosotros, sino que por el bien de vuestra salvación eterna debo ascender a la Altura de Mi Soberanía eterna, para poder prepararles una morada permanente en el Reino de los cielos.
15. Si bien ahora todavía no podéis ir a donde Me veréis ir; pero cuando llegue vuestra hora, también podréis ir a donde Yo voy ahora.
16. Y cuando hayáis recibido el Espíritu de Mí, entonces viajad a todos los países de la Tierra y enseñadles a todos los pueblos lo que os he enseñado y lo que habéis visto, y luego bautizadles en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en vosotros.
17. Y aquellos que acepten vuestra enseñanza y sean bautizados por vosotros, así como Yo fui bautizado en el río Jordán por Juan, sobre ellos llegará pronto el Espíritu Santo que proviene de Mí y testificará sobre Mí en sus corazones y ante vuestros ojos".
18. Después de estas Palabras, el Señor sopló sobre todos Sus Apóstoles, y luego les dijo:
19. "¡Este es Mi Espíritu! ¡Así cómo una vez Yo soplé un alma viviente en las fosas nasales de Adán, así Yo, con anticipación, soplo ahora y dentro de vosotros Mi espíritu vivo, para que no quedéis huérfanos ni por un momento!
20. ¡Así que tomad esto, Mi Espíritu, para que tengáis la capacidad de saber quién es un pecador! A los arrepentidos, este Mi Espíritu los liberará de los pecados en Mi Nombre; pero Mi Espíritu en vosotros retendrá el pecado de los tercos. ¡Haced esto también en Mi nombre!
21. ¡Si desatáis y atáis en la Tierra, también será desatado o atado en el Cielo!
22. ¡Pero no juzguéis a nadie y no condenéis ningún alma, si es que no queréis caer en la venganza del mundo demasiado pronto!
23. Después de estas Palabras, el Señor subió a la pequeña montaña, y una nube de luz lo recibió. Y se hizo invisible ante los ojos de todos los presentes. Y muchos incrédulos fueron convertidos por este suceso.
24. Y pronto dos hombres luminosos vinieron desde arriba, dieron testimonio del Señor, prometieron Su retorno en el futuro y luego desaparecieron. Y los hermanos y el pueblo regresaron con alegría a Jerusalén».